RESUMO
La ansiedad en los niños que van a cirugía se caracteriza por sentimientos de aprehensión, tensión, nerviosismo y preocupación que se manifiesta en diferentes formas. La ansiedad preoperatorio activa la respuesta al estrés que produce aumento de cortisol sérico, de epinefrina y muerte celular. Existe una comunicación bidireccional entre el sistema neuroendocrino y el sistema inmune. El stress activa el eje hipotálamo pituitaria adrenal y aumenta los glucocorticoides circulantes.2 Los niños son extremadamente vulnerables a la respuesta al stress quirúrgico a causa de las limitadas reservas de energía, gran masa cerebral y requerimientos de glucosa obligatorios. En un panel de 72 anestesiólogos se determino que los 5 indicadores de ansiedad preoperatoria más importantes eran: dolor a la incisión quirúrgica, náuseas, vómito, ansiedad prequirúrgica y la incomodidad a la inserción del catéter IV.2 Es evidente entonces la necesidad de tratar la ansiedad en los niños antes de la cirugía. Los niños extremadamente ansiosos durante la inducción anestésica, tiene mayor riesgo de desarrollar cambios negativos en el postoperatorio, que se pueden manifestar con pesadillas, ansiedad en la separación de los padres y agresión a la autoridad. Estudios muestran que estas alteraciones se pueden dar en un 60 por ciento y prolongar hasta por dos semanas3. Aproximadamente 67 por ciento de los niños presentan un comportamiento negativo un día después de la cirugía, 45 por ciento continúa dos días después y en un 23 por ciento persiste por dos semanas. Son identificados como predictores de estos cambios, variables como la edad, el temperamento, la ansiedad de los padres y los niños en el preoperatorio y durante la inducción anestésica.2,3,1 En el postoperatorio inmediato, los niños pueden despertar agitados, con aumento del tono motor, llorando y muchas veces tratando de escapar del personal de anestesia y de enfermería. Para mejorar esto, se pueden realizar premedicaciones, la prese
